4º ENCUENTRO PROYECTO: RADOM (Polonia)

 

4º ENCUENTRO PROYECTO: RADOM (Polonia)

Del 21 al 25 de Noviembre tuvimos el 4º encuentro del proyecto en Radom (Polonia).

Viajaron dos profesores: Francis Casado y Mª Cruz de la Rosa y 4 alumnas: Noelia Martín, Eva Naranjo, Mónica Jiménez y Marina Marín.



El objetivo principal es hacernos sentir europeos y unirnos, sin renunciar a nuestras particularidades nacionales, generar una sensación de pertenencia a algo superior. Sensación o sentimiento que solo surgirá si estamos juntos y tenemos oportunidad de conocernos.

Por todo esto, Eva, Noelia, Mónica, Marina, Mari Cruz y yo, no pudimos dejar pasar la oportunidad de estar juntos, de conocer a otra gente, de vivir en otro país por unos días, y de seguir empujando en la dirección correcta, en la de unir y no separar a los pueblos y sus naciones.


Entonces Eva, Noelia, Mónica y Marina hicieron sus maletas y sin miedo volaron hasta Radom, donde tras un montón de horas entre traslados a y desde aeropuertos, carreteras, autovías, furgonetas y coches, llegaron muy cansadas. Allí les esperaban sus familias de acogida, con otras tantas adolescentes, como ellas, entre expectantes y nerviosas, igual que ellas, envueltas en unas temperaturas que resultaban demasiado frías para esa altura del año.

Radom no dejó de sorprenderlas en todo el tiempo que estuvieron allí. Desde su atractivo cultural, su hostelería, parques y jardines públicos, monumentos, y sobre todo su gente. Gente amable y que las acogió desde el principio, disfrutaron en un centro educativo que no era el suyo, pero que se parecía mucho, porque había aulas, gimnasios, pasillos y hasta lo peor de todo, profesores.


La semana estuvo llena de actividades, viajes y propuestas interesantes que no dejaron ni un momento libre. Visitaron las impresionantes minas de sal de Wieliczka, donde se adentraron en las entrañas del subsuelo, entre sus cientos de metros de profundidad y de galerías llenas de sal, piscinas naturales y hasta una iglesia con sus tradicionales imágenes, pero hechas en el mineral que abunda por allí.


Siguieron viaje hasta Cracovia donde pasearon por su plaza medieval central de Rynek Glowny. Conocieron su plano irregular, sus calles estrechas y sinuosas y pudieron comer, junto a sus amigas del resto de países involucrados en el proyecto, sopas y platos calientes tan típicos de este país y que tan bien sientan en su crudo invierno.

En otro madrugón, porque allí levantarse a las cinco de la mañana es habitual, se subieron al autobús y pusieron rumbo a Varsovia, la otra gran urbe del país.  Ese día nos despertamos con una tremenda nevada y por una carretera totalmente nevada llegaron al jardín botánico, donde buscaron, entre diferentes pabellones, plantas procedentes de todo el planeta. Donde, en un recorrido exterior, conocieron plantas y formaciones vegetales propias del país y hubo tiempo para unos bolazos de nieve, donde no se respetaron reglas ni condiciones, de alumnado o profesorado, todos recibieron por igual.


Un breve paseo por las calles más céntricas de la ciudad, el palacio presidencial, sus restos de muralla medieval y vuelta a Radom.

Llegó el momento de despedirse. El colegio organizó una verdadera fiesta fin de curso, en el que todos sus alumnos se implicaron, representación de breves obras relativas a los cuentos de Hans Christian Andersen, a quien está dedicado el centro educativo. Bailes, canciones e himnos oficiales, ante la presencia de familias, profesores y representantes políticos locales.

Cena de gala en la que alumnas y sus profesores intercambian regalos, hacen entrega de diplomas de participación, vuelve a haber nervios ante la despedida y la promesa de un siguiente encuentro en una latitud diferente, en un tiempo futuro y seguro que, en un lugar más cálido, la antigua Grecia.


Mónica, Marina, Noelia y Eva regresaron de madrugada, cansadas, contentas, con tantas ganas de descansar como de decir que sí y volver a participar en el próximo proyecto.

Porque de eso va Erasmus+, de participar, de no quedarte en casa, de plantar cara y no tener miedo, de no dejarnos llevar por ese miedo estando juntos.